Mi crónica del Maratón de NY

De todos los tiempos posibles cuando te pones como objetivo un sub4h sin duda el más jodido es 4:01:00, la Ley de Murphy en versión entrenamiento de maratón, bueno pues ese ha sido mi tiempo este año en NY, y ya llevamos 8 maratones sin romper las puñeteras 4h.

La cosa empezó el jueves, viaje a NY en turista (como cambia el cuento respecto a cruzar el Atlántico en Business), calcetines de compresión, 3 botellas de agua, galletas saladas y libro de historia de 500 págs. Pasamos el control de inmigración bastante rápido y en menos de 45 min. ya estaba en el taxi camino de Manhattan. La tarde era perfecta, cielo azul y unos 15ºC, y el taxista jamaicano despertó mi cerebro para ser capaz de mantener con el una conversación sobre las primas de seguros que pagan los taxis en NY, con su acento entendí el 50% y me imaginé el resto.


Ana tuvo que retrasar su viaje al día siguiente por una reunión de última hora, así que aproveché la mañana del viernes para pasarme por la feria del corredor. Es un ejemplo de organización, y los voluntarios son todos muy amables, cuando vieron mi pasaporte intentaron darme las indicaciones en español :-)

El proceso es muy rápido, primero confirman tu identidad con el pasaporte, luego te entregan la bolsa del corredor de la carrera de 6k que organizan el sábado para los corredores internacionales desde la sede de la ONU hasta Central Park, luego te dan el dorsal (este año había 3 zonas: azul, verde y naranja y 3 salidas consecutivas cada 20 minutos) y el chip (en una bolsa) y finalmente la bolsa del corredor que incluye una camiseta técnica de manga larga. El viernes no había grandes colas. Eso sí, en la puerta de la fería tenían un par de puestos de perritos calientes con salchicha grasienta de flipar, solo del olor engordabas 1kg

La entrega de dorsales, en mi caso zona verde.

Mi dorsal, zona verde significa cruzar el puente Verrazano por el nivel inferior. Me tocó la segunda salida a la 10.00h. 2 horas y 400US$ de Merchandising después dejé la feria para ir a comer con mi amigo Fernando, mi anfitrión estos días en NY, en las oficinas de su banco.

El sábado, ya con Ana en NY, fuimos juntos a correr a Central Park Despues volví a la feria para reunirme con el resto del grupo de corredores de Telefónica Latinoamérica y hacernos unas fotos de recuerdo. Me sorprendió que los caminos interiores del parque están todos asfaltados.

Ana y yo en la meta del maratón en Tavern on the Green

El domingo, después de cenar pasta y ver un especial sobre McCain y Obama en la CNN me fuí pronto a la cama. Me levanté a las 4:45 para prepararme. Tenía que estar a las 5:45 en el hotel Hilton de la 6ª Av., de donde salía nuestro autobús. Había un ambiente increible ya a esas horas y recuerdo especialmente la cantidad de "corredores" en silla de ruedas que estaban esperando su transporte a primera hora. A las 6.30h montamos en el autobús y en una fila interminable de autobuses nos dirigimos hacia Staten Island, haciendo casi el camino inverso al del maratón.

A eso de las 7.15h llegamos a la zona de salida, no voy a colgar las fotos porque aquello se parecía más a un campamento de refugiados palestinos que a la salida del maratón. Quedaban más de 2 horas para la salida y hacía un frío que pelaba, sobre todo por el aire. La gente se llevó sacos de dormir, edredones, sillas plegables, ropa vieja, cartones, plásticos,... de verlo. Nosotros nos buscamos una zona al solecito mañanero y nos tumbamos para descansar piernas hasta la salida mientras nos metíamos unas barritas con gatorade, con un par de visitas a alguno de los cientos de servicios portátiles que adornaban el recinto.

A las 9.30h nos quitamos la ropa, nos tomamos un ibuprofeno y entregamos la bolsa oficial que nos devolverían en meta en el camión correspondiente de UPS. Me quito el sombrero ante la logística de la organización: transportar 40.000 corredores a la salida y 40.000 bolsas a la meta sin que se pierda ninguna ni se formen colas.

La carrera empezó bien, los españoles fuimos en grupo buscando mantener una media de 5.20-5.30min/km. Los primeros km había mucha gente y correr se hacía complicado en algunos tramos pasando a corredores más lentos y a muchas chicas (la salida femenina había sido en la primera ola 20 minutos antes). Fuimos muy conservadores, quizás demasiado, y pasamos la media maratón en 1h57, 5 minutos más de lo previsto, pero bien de piernas. Llevaba un cinturón con 8 geles (al final me sobraron 2) y me tomé un gel cada 5-6km desde el km 7,5.

Crucé bastante bien la cuesta del km 25 (Puente Queensborough) y atacamos la subida de la 1ª Av. entre un ambientazo de espectadores a los 2 lados de la calle que te ponía los pelos de punta.

Cuando llegamos al km 30, pasando en 2h 47, estaba convencido que llegaba sobrado al sub4h pero entonces tuve la cagada del día. En la fila del avituallamiento y mientras intentaba sacar un gel del cinturón se me cruzó un corredor para pillar el mismo vaso que yo, le pisé, se fué al suelo y yo detrás, afortunadamente sin consecuencias.

Me levanté rápido, dije sorry al tipo (aún no sé por qué) y seguí corriendo comprobando que no me dolía nada. A los 50m miré el reloj y .... mi tesorooooo, el forerunner 305 que me acompaña desde hace 2 años no estaba!!!, probablemente se había caído del cierre con velcro que utilizo para pasarlo de la bici al running en los triatlones. Vuelta atrás (la gente me miraba como si estuviera loco) y 2-3 minutos buscando entre los cientos de vasos de Polar Spring. Me pasaraon como 2000 corredores que seguían a los marcadores de ritmo sub4h. Decidí darlo por perdido y volví a correr con la esperanza de engancharme al globo de las 4h pero la verdad es que no estoy acostumbrado a correr sin referencias de ritmo.

Al pasar por el km 40 el reloj de la organización marcaba 4h 10 min, teniendo en cuenta que había salido en la segunda salida (-20min) pensé que me quedaban 10min para cubrir 2.200m sub4h, por lo que lo dí por perdido y subí los toboganes de Central Park al tran-tran. La verdad es que me quedaban 13 min (tardé casi 3 min más en pasar por la salida) y podía haber llegado perfectamente pero me vine abajo mentalmente. Lo peor, pasada la resaca de la carrera, es que no reaccioné para echarle huevos en el último 2000m e intentar lucharlo. Tengo claro que mi punto débil es el mental y que tengo que trabajarlo más para Lanzarote.

A falta de 800m ví a Ana que me gritó que apretara, que estaba justísimo. Me dí cuenta de que tenía un márgen de unos minutos y aunque aceleré solo sirvió para el 4:01:00.

Desde entonces le he dado 500 vueltas a la cantidad de sitios donde podía haber ganado ese minuto pero la verdad es que no me lo trabajé como debería. Llegué a meta silbando y en este maratón tenía que haber sufrido más. Gran trabajo de Jaime estos meses y de Alejandro en la parte específica de running, ni una sola molestia muscular y gran sensación de patas fuertes pero como digo la mente también hay que entrenarla para sufrir.